La luz del sol y la temperatura propia del verano limeño daba un toque especial aquella mañana al interior del auditorio de la Universidad Nacional Federico Villarreal, escenario donde el Dr. Elías Tapia Julca recibiría una de las más altas distinciones académicas: el grado de Doctor Honoris Causa. Un honor reservado para aquellos cuya trayectoria ha dejado huella en el país. Allí lo esperaban docentes y colegas para ser partícipes del preciado homenaje, mientras el lente de los fotógrafos y registro audiovisual cumplían su labor.
Las palabras de reconocimiento se sucedieron una tras otra. Autoridades, académicos y colegas resaltaron la invaluable contribución del homenajeado. Sin embargo, en medio de la solemnidad del acto, un desafío se hacía evidente: ¿cómo lograr que este momento trascendiera más allá de los asistentes?, ¿cómo convertirlo en un mensaje que perdure y refuerce su impacto en la comunidad profesional y académica?
En ese momento, entró en juego nuestra labor periodística. Capturar la esencia del mensaje, extraer lo medular del discurso y hacerlo resonar ante un público más amplio.
En cada fotografía realizada, en las palabras seleccionadas del discurso, en cada testimonio grabado, no solo difundimos el evento, sino que lo transformamos en un hito. Porque si una historia no se cuenta, corre el riesgo de perderse en el tiempo; si un mensaje no se destaca, se desvanece en la fugacidad del momento.
Hoy, gracias a esta cobertura periodística, una correcta gestión de redes sociales, la distinción otorgada al Dr. Elías Tapia Julca no es solo una ceremonia más en la agenda académica, sino un reconocimiento que refuerza su liderazgo, su legado y su impacto en la ingeniería y el desarrollo del país. Ese es el verdadero poder de la comunicación estratégica: convertir un hecho institucional en un mensaje que trasciende y se convierte en memoria colectiva.
.